domingo, 15 de julio de 2018

La mortaja de Miguel Ángel Blanco

Cuando finalizó la segunda guerra mundial, con la victoria de los aliados sobre los alemanes, se grabaron imágenes de ingleses, franceses o americanos festejándolo, en cambio, a los alemanes se les grabó derrotados. Es lógico, los que ganan están contentos y lo celebran, los que pierden se enfrentan a la derrota. En cambio, en el supuesto fin de eta, son los malos los que hacen celebraciones y las víctimas del terrorismo son las que llevan la derrota en su rostro.

A mí, estas cosas, no me parecen normales. Como tampoco me parece normal que el PP ponga ahora el grito en el cielo porque el gobierno de los 84 diputados quiere acercar a los terroristas a la comunidad autónoma vasca, siguiendo el acuerdo alcanzado por Zapatero, en su día. Al igual que ha estado haciendo Rajoy durante estos últimos 6 años. Me parece bien que la Fundación que lleva su nombre haya publicado una foto de Miguel Ángel Blanco amortajado como crítica a ese acercamiento, pero también me habría parecido bien, si lo hubiese hecho para protestar por la excarcelación de Bolinaga.

A pesar de todo lo lamentable es que haya un 47% de los universitarios vascos que no saben quien fue Miguel Ángel Blanco. Esto demuestra que los supuestos vencedores frente al terrorismo estamos perdiendo también la posguerra y que el relato del terrorismo lo están escribiendo los malos. Es aquí donde fundaciones como la de Miguel Ángel Blanco deberían dar la batalla, en vez de entrar en luchas partidistas. Porque en este terreno, tanto el PSOE, como el PP, no están para dar lecciones a nadie. Porque tanto Zapatero, como Rajoy y, ahora, Sánchez, están en el blanqueo de eta a cambio solamente de que hayan dejado de matar.

Para muchos, que ya no maten, les parecerá premio suficiente, para los que creemos en España y en la Libertad, no.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Una nueva transición para una nueva España.

La Transición ha muerto. Acabó en junio de 2014 con la abdicación de Juan Carlos I, máximo exponente de las luces (el fenomenal desarrollo experimentado por España en las últimas décadas) y sombras (su intolerable corrupción) del periodo. La crisis catalana ha venido a certificar esa defunción. España necesita abrir un nuevo periodo histórico capaz de transportar a las nuevas generaciones en un proyecto de vida colectivo para los próximos 40 o 50 años. Resulta difícil imaginar a PP y a PSOE como muletas capaces de soportar esa travesía. Un nuevo proyecto histórico que debe comenzar por una puesta al día de la Constitución del 78, no para otorgar nuevas canonjías, no para proseguir con el vaciado de competencias del Estado, no para hacer nuevas concesiones a unas Autonomías que ya tienen competencias sobradas, sino para corregir los defectos del diseño territorial plasmados en dicha Constitución, para arreglar lo que se hizo mal y lo que la experiencia ha demostrado que funciona mal. Para devolver al Estado algunas de esas competencias que jamás debió perder, caso de la Educación, o para devolver el Estado a algunas Comunidades de las que jamás debió salir. Se trata de una visión de España que a no dudar contará con la oposición frontal del establishment político, de derechas y de izquierdas, del centro y de las periferias, pero que ineludiblemente habría que someter a consulta de los españoles.

(…)

Repito, el problema no es Cataluña: el problema es España, y esa incógnita se despeja convocando a la ciudadanía a un nuevo gran pacto colectivo llamado a convertirla en lo que realmente ya es: el mejor país del mundo para vivir una vida. Solo en la medida en que España sea fuerte, cuente con un proyecto sólido de país, los nacionalismos serán débiles, porque una España fuerte es la mejor garantía de nuestras libertades y derechos. Pequemos de optimismo. La crisis catalana ha hecho aflorar realidades que son garantía de futuro y con las que hace apenas unos meses no contábamos: contamos con un Rey joven que, al contrario que su padre, ha sabido estar a la altura de las circunstancias; contamos con un partido de nuevo cuño y marchamo liberal, Ciudadanos, no contaminado por la corrupción y con un proyecto para España; contamos también con una Justicia (ahí está la juez Lamela o el fallecido Maza) que parece haber superado la fase más aguda de su crisis (solo el Periodismo sigue hozando en el barro), y, por encima de todo, contamos con un gran pueblo, con esa mayoría silenciosa que ha despertado sin necesidad de convocatoria de partido alguno, la España ciudadana que ha redescubierto su bandera y ha desempolvado un cierto orgullo democrático en ser español, en Barcelona y en Madrid. La España que, en el momento de máximo peligro, ha sabido movilizarse para impedir que nadie le arrebate su futuro.

Lea aquí completo el artículo de Jesús Cacho: “No es Cataluña: el problema sigue siendo España”, colgado en la web Vozpópuli.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Con mamá o con papá. Autobiografía de Julito Terrores

Se dice que toda autobiografía es una venganza, a veces, contra el propio autografiado. “Con mamá o con papá”, autobiografía sin prologar y con denominaciones ficticias, Julio López (Marco Acero) se venga principalmente de Oscar López (Carlos Amigo) y de Julio Villarrubia (Rodrigo Moreno), amén de otros socialistas castellanos y leoneses del tiempo descrito en libro.

Antes de empezar quiero destacar que es de agradecer que un político local sea capaz de juntar un puñado de letras hasta el punto de parir un libro, porque el nivel medio de sector, no es que no sean capaces de escribir un libro, es que dudo que sean capaces de leerlo.

Marco Acero es un profesor de izquierdas de la facultad de económicas de la UVA, es decir, una persona errada pero que, en cambio, se cree que está ten con ten con Dios. En el libro no lo explica, pero a ese puesto, también muy bien remunerado, llega de la mano de un padrino, como todos los profesores de universidad. Ese padrino fue Zenón J. Ridruejo, que en el libro es Miguel Salamanca, el cual le echa en cara a Marco que no le coloque de presidente de una caja de ahorros, ahora se lo agradecerá. A la política también llegó, y con sueldo desde el primer día, de la mano de otro padrino, Heliodoro Gallego, a este no le cita en el libro.

Cuando empiezas a leer el libro echas en falta un poco de introducción a la época, el contexto, al ambiente donde se desarrolla el libro. Que los nombres sean ficticios es un error, no solo pierde credibilidad el relato, sino que no se sabe quiénes son los personajes ya que tampoco son tan conocidos. Pero una vez que dejas de intentar descubrir la verdadera identidad de los citados y te tomas el libro como una novela, se lee bastante bien, está bien escrita y para los tarados de la política, como yo, el tema resulta interesante. A los profanos, les puede servir como relato costumbrista de la fauna sociata regional y de su motivación política, el acceso a un latisueldo.

El libro no está escrito para el público, está escrito para que lo lean los citados en él. Es una forma enrevesada y cobarde de echarles en cara lo mal que lo trataron, lo mucho que vale, lo mucho que trabajó y lo mucho que podía haber llegado a ser, con la ventaja de que estos no le pueden replicar. Es la vindicación de una persona que se tiene en una alta estima y que no soportó, en su día, la falta de reconocimiento, de todos sus talentos y trabajos, que su complejo de inferioridad necesitaba, sino, para que nos cuenta todas las oportunidades de follar que tuvo (de sueldos y ocasiones sexuales está el libro lleno).

Por último, decir que no entiendo la gran disparidad existente en el ámbito personal, entre Julio López y Marco Acero, porque si no quiere contar sus avatares personales podría simplemente no haber escrito sobre ellos; Salvo que haya una tercera persona de la que quisiera vengarse que proviniese de este ámbito personal.

Mi opinión tras terminar el libro es que el autor se queja de vicio. Le dieron todo desde el principio, le trataron mejor que a la mayoría en cualquier partido y cuando a uno le dan palos, pues se defiende y no espera que lo hagan los demás. Si lo que sufrió le parece surrealista es que ha tenido una vida muy cómoda y todo en ella le ha resultado muy sencillo. No me extraña que nadie se acordase de él una vez que dejó la política, quizás por eso también ha publicado este libro.

sábado, 15 de julio de 2017

Miguel Ángel Blanco, veinte años de su tortura y asesinato

¿Recuerdas dónde estabas cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco? A pesar de que han pasado veinte años podrás responder a esta pregunta sin necesidad de pensar. Eso solo nos pasa con aquellos hechos que nos marcan de por vida. Y el asesinato a cámara lenta del joven concejal de Ermua fue uno de los que marcan a toda una Nación.

Otro año más me pongo a escribir en este blog sobre su principal leitmotiv. Mientras que en las anteriores ocasiones mi dolor era comprobar que apenas nadie se acordaba su tortura y asesinato, en cambio, en esta ocasión añoro aquella situación. Para el espectáculo que han dado algunos, mejor habría sido que no hubiesen hecho nada.

Ya nadie duda que el Espíritu de Ermua está muerto, lo cual no significa que debamos dejar de defender lo digno de aquella expresión popular y nacional. Desde aquellos días de Julio de 1997, solo los malvados pueden defender que en la bestia etarra tiene algo de bueno. Desde entonces solo los malvados intentan difuminar la línea que nos separa a los buenos de los malos. Porque en la lucha contra el terrorismo, hay buenos y hay malos.

Y porque el Espíritu de Ermua está muerto, aquellos que aún lo sentimos en nuestro interior tenemos la obligación moral de seguir defendiendo lo mismo que defendíamos entonces. Ya hay una generación de adultos que por su juventud no pueden responder a la pregunta con que iniciaba este post y corren el riesgo que la bruma del paso del tiempo oculte la senda de la verdad impidiéndoles transitarla. Por eso debemos seguir recordando y enseñando lo que aquellos duros días de hace veinte años ocurrió y como el pueblo español, todo el pueblo español, reaccionó. Como marcamos a fuego la línea que nos separa de los malos y como les dijimos a la cara que eran escoria y que no los queríamos en nuestras vidas.

Por eso espero que al próximo año los políticos basurientos batasunizados no se acuerden de Miguel Ángel Blanco y, en cambio, la gente decente sí lo haga y así podremos ir al reencuentro de aquel Espíritu de hace veinte años que tanta falta nos hace.

Coda: Visita la web del XX Aniversario de Miguel Ángel Blanco.

domingo, 18 de junio de 2017

Virreina

Hace veinte años, en el punto álgido de la campaña para acabar con la carrera política de Jesús Mañueco, la revista Interviú sacó un reportaje sobre el personaje, donde le denominaba el Virrey de Palencia. Desde entonces a todo presidente de la Diputación palentina se le ha venido sobrenombrando igual. Lo cual es un error porque Mañueco además de presidente de la Diputación, era presidente del PP y, en la IV y V legislatura, diputado nacional pero el título de Virrey, en realidad, le venía porque ningún político ha tenido tanto poder en Palencia, desde la muerte de Franco, como él. Temido por la derecha y respetado por la izquierda, mientras fue Virrey nada ocurría en Palencia sin su consentimiento.

En su doble condición de presidenta de la Diputación y del pp, Ángeles Armisén, es la única persona, desde entonces, que puede ser titulada como Virreina de Palencia. Aunque ni el poder que ella ostenta es el mismo que tuvo Mañueco, ni la política palentina es tan homogénea como era en tiempos del Virrey. Quizás Armisén no tenga críticos dentro del pp como tenía Mañueco pero es que ahora el pp es mucho más pequeño, envejecido y en claro retroceso electoral comparado con el pp de hace dos décadas. Además en la política palentina, fuera del pp ahora hay mucha más vida que entonces.

Antes de entrar a valorar los cambios –mejor dicho los no cambios– de la estructura provincial del pp, acontecidos este sábado, quiero escribir sobre el hecho anecdótico pero sintomático de que el congreso se ha celebrado en el salón de actos del centro cultural de la Diputación, en vez de en el hotel Europa Centro de Magaz de Pisuerga, como venía siendo habitual. Creo que las diferencias tanto en aforo, como en el título de la propiedad, han sido definitorias para el cambio.

Dicho esto, y entrado ya en harina, indicaremos que a cualquier observador superficial de la nueva estructura provincial del pp le parecerá una renovación el nombramiento como número dos de mi apreciado tocayo, Jorge Domingo González, procurador en las Cortes de Castilla y León y alcalde de Torquemada. Pero, como he dicho en otras ocasiones, en el partido popular, los únicos cargos que importan son el de presidente y el de secretario general salvo que se quiera arrinconar al segundo nombrando a un coordinador, que en teoría es el número tres pero que está para comerse al número dos. Es lo que hizo Carriedo cuando, en su primer mandato como presidente popular, tuvo que tragar como secretario general a Marcelino Díez y le puenteó con José Antonio Rubio Mielgo. Casualmente este último ha sido nombrado coordinador provincial, este sábado, además de portavoz. Y, sinceramente, si el cacho pan de Jorge no se atrevió a enfrentarse a José Antonio Arija, alcalde de Melgar de Yuso, por el cargo de diputado provincial de la zona de Astudillo, no creo que se atreva a impedir que Rubio Mielgo le coma la tostada a la hora de ejercer sus potestades dentro del partido. Si no, al tiempo.

En otras ocasiones ya he comentado –y si no lo he hecho, lo hago ahora– que hace unos años el poder del pp palentino estaba en cinco manos, Carlos Fernández Carriedo, Enrique Martín, Ángeles Armisén, José María Hernández y José Antonio Rubio Mielgo. Con el trascurso del tiempo y por diversas razones algunos de ellos han ido perdiéndolo pero nadie los ha sustituido, el poder se ha ido concentrando entre los que iban quedando y ahora solo quedan dos, Armisén y Rubio Mielgo, que ostentan todo el poder.

Con lo anteriormente escrito no me queda más que concluir que para desgracia del pp, y regocijo del resto, la falta absoluta de renovación y el empoderamiento de Rubio Mielgo hacen que en las próximas municipales las personas que quieran hacer política por sus pueblos probablemente opten por presentarse por otras siglas antes que por las del charrán, lo cual hará que la denominación de Armisén como Virreina se convierta en un exceso.