Alfonsito Guerra
Ayer en Ponferrada, los socialistas, pudieron ver al que antaño fuera el gran Alfonso Guerra convertido en un pequeñito Alfonsito. He aquí alguna de las perlas que les dejó:
- “Acusó [Rajoy] al presidente del Gobierno siete veces de mentiroso.... este tipo que es el jefe de la pandilla de los mentirosos, del “Tridente”, del Zaplana, del Acebes, del otro, del anterior”.
- “Sólo les gusta una asociación de víctimas, la que tiene como presidente a un tío de extrema derecha”.
- “Tras la dictadura nadie pidió revancha. Estos han perdido una elección y ya están revanchistas”.
- “Si tienen que firmar los inmigrantes un contrato de respeto de las leyes, yo quiero que lo firme Rajoy, que a veces no las cumple. Cuando era ministro drogaba a los inmigrantes, los ataba y los metía en una avión y los iba repartiendo por África”.
- “Se atreve a decir que el presidente del Gobierno es quien ha agredido a las víctimas. No ETA. No acusa a ETA de agredir a las víctimas. Él no se mete nunca con ETA. Se mete con el presidente del Gobierno y quien comete esa infamia, esa indignidad, el pueblo español no le puede dar la Presidencia del Gobierno”.
- “Un tipo que se retira del poder con 192 asesinatos terroristas y que no conforme con eso empieza a engañar a la gente”.
- “La indignidad, la deslealtad de esta gente [los del PP], que nunca han hecho una manifestación contra ETA, siempre contra el presidente del Gobierno. Son los grandes avalistas de ETA”.
- Y no se olvidó de recordar El Prestige, la guerra de Iraq y otras propuestas de futuro similares.
Quién te ha visto y quién te ve, Alfonsito Guerra, el otrora gran “gurú” del socialismo patrio, el que cocinaba los platos que Felipe González (Trigrekan II) servía. El que tenía 35 votos socialistas en el parlamento que iban a tumbar la Reforma del Estatuto de Cataluña. El que se ha estado ofreciendo a los “sorayos” de Génova para crear un gobierno de gran coalición, tras el fin de Zapatero, a cambio de pasar página a esta legislatura. Y todo esto para terminar del mal palmero del ministro Alonso, cayendo en las consignas más bobolonas del zapaterismo.
Que fin más patético para un malo de verdad.