viernes, 10 de octubre de 2008

Reforma constitucional contra la crisis económica

Cada vez estoy más convencido de que la época de Aznar fue un paréntesis sin solución de continuidad dentro de la decadencia que padecemos como país, desde que Alfonso XIII prefirió tirar por la borda la corona, y con ella la nación, antes que darle la razón a Maura. Por eso desde este blog que se ha defendido la reforma constitucional como medio para salvar la nación española, y con ella nuestras libertades como ciudadanos, también considero que será el texto constitucional el que nos defienda de “las soluciones de nuestros representantes” para sacarnos de la crisis.

No hay que ser un avezado economista, para saber que generar déficit y entrar en un proceso de endeudamiento es tan perjudicial para la economía, que si fuese considerado un medicamento, su prospecto sería tan extenso como una encuadernación de lujo de “El Capital” de Karlos Marx. A pesar de ello, el gobierno nos quiere vender esa receta como imprescindible para conseguir la liquidez necesaria para ir salvando la crisis. Las CC.AA. también quieren, ya están llorando porque no les permiten endeudarse más.

Así que propongo que se reforme la constitución y que en el apartado de derechos individuales se incluya el siguiente: “Todo español tendrá el derecho a tener un sector público sin deuda”. Es decir, la prohibición absoluta, ya sea a través de las cortes, del gobierno, o del consiliario de turno, de emitir deuda pública. Lo que obligaría, en las circunstancias actuales, a recortar gastos –y mira que hay superfluidades donde meter la tijera– en vez de obligar a nuestros hijos a pagar las mamandurrias actuales.

Pero no se hará, no hay la capacidad política para hacer esto, ni para eliminar el título VII de la actual constitución donde los “padres constituyentes” se pusieron de perfil entre el comunismo y el capitalismo. Ni siquiera tendrán la vista suficiente para ver que endeudarse no es parte de la solución sino parte del problema.

15 comentarios:

  1. Nos endeudan para pagarse los sueldos.

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  3. Por si no he sido suficientemente claro, te explico: hay que ser gilipollas para querer jugar así con la Constitución; primero porque para reformar el título de los derechos fundamentales hay que disovler las Cortes e iniciar un proceso "constituyente", segundo porque si algo nos enseñó la primera Gran Depresión y Keynes fue que para salir de una crisis hay que estimular la economía (lo cual significa deuda), y tercero porque tu solución sólo llevaría a hacer que el gobierno se viese obligado a subir los impuestos para mantener el déficit cero.

    Por último... no me encaja un derecho individual (¿?¿?)a un gobierno sin deuda..¿Pero tú de dónde sales?

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  4. Para encontrar foros de debatev de reforma constitucional y para más información al respecto:

    http://plataformaconstitucional.blogspot.com

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  5. Curiosa referencia a las equivocaciones de Alfonso XIII. No creo que fuera un monarca malintencionado, no tenía las cosas tan claras como su padre, pero no fue tan inestable como la de los trsites destinos y mucho menos como el ominoso Fernando VII. Sin embargo, creo que cometió muchas equivocaciones, empezando por su descreimiento paulatino del sistema liberal de la Restaturación propiciado por Cánovas con su padre y acabando por la abdicación de sus funciones siendo, por tanto, quien trajera la II República por su desidia e irresponsabilidad, probablemente creyendo qu era lo mejor para el país, pero cuyo sistema, nacido con defiencias alarmantes, acabaría siendo putrefaco hasta el punto de ser vituperado por sus propios padres intelectuales desde Ortega A Marañón pasando por Pérez de Ayala o Unamuno.

    Decía esto también por la mención a Maura, y es que creo que junto a otros grandes políticos del ámbito internacional como Churchill, Reagan, Walesa, Thatcher, etc. y dejando al margen personajes históricos demasiado lejanos (Reyes Católicos...), sería bueno reivindicar personalidades decimonónicas o de principios de siglo con la que entronca el liberalismo-conservador, que si bien se inició con los doceañistas, y siguió con moderados, o especialmente con la Unión Liberal de O'Donell, encuentra después su continuidad en Cánovas, y por ello, sería bueno reinvindicar a Cánovas, Silvela o Maura (incluso en medida mucho menor a Dato), pese a los errores del sistema y siempre teniendo en cuenta el contexto socio-político e histórico del momento; pero mientras que la izquierda saca siniestros personajes como Pablo Iglesias, Negrín, Largo Caballero o internacionales como el Che, la derecha debería ser consciente de inculcar también el legado de otros sin complejos, y pese a los intentos de la FAES, poco más se hace al respecto y estaría bien. Sólo lo decía por la mención que se hace al principio de este artículo a las personalidades antedichas, tan diferentes de los personajes tan terribles que hoy sorprendentemente son acogidos de forma entusiasta por una iletrada progresía que parece acapar terreno sin tener sus ideas ninguna superioridad moral o no debieran tenerla.

    Sobre la reforma constitucional, también es muy necesaria para otros tanto aspectos que sirvan para fortalecer el Estado, contener al nacionalismo y hacer viable el funcionamiento de una nación occidental de corte liberal; pero, sinceramente, soy muy escéptico; ya que sería una reforma de contenido, y cuya esencia se mantuviera como continuidad de una Transición, deficiente sí, pero al menos estable, porque me temo que la reforma que algunos pretenden sería sólo de entroncar con la II Répública, reivindicar las patrañas socialistoides, y ya que anuncian tan insistentemente la defunción del capitalismo, quizá la única reforma actual con el socialismo de hoy sería para un intervencionismo que instauraría una economía de ese calibre que se creía superada, pero que parece no estarlo tanto; primero porque el supuesto capitalismo -adulterado- no es más que producto del socialismo, pero no sólo por eso, ya que si por éstos fuera, iríamos de cabeza hacia sus ideólogos y algunos de éstos añoran todavía las estupideces del Marx que mencionas y que lejos de estar proscrito -metafóricamente hablando, no literal, ya que es conveniente leerlo, sobre todo se se comprende, como decía Reagal, socialista es quien lee a Marx, y antisocialista el que entiende lo que dice- es el paladín de una izquieda involucionista cada vez más espeluznante y una pasividad tremenda propia de rebaños en lo que debería ser una oposició contundente y firme a la que no deben avalar sólo sus años de gestión, sino su convencimiento pleno en unas ideas genuinamente liberales. Sobre la nueva ordenanda de quitar los "hombres-anuncio" y lo "coches-anuncios" y carteles luminosos (salvo excepciones) de Gallardón, mejor me callo, serían demasiados sobresaltos para un día; por lo menos, han detenido a un paradigma del socialismo como Rodríguez Menéndez. Veremos cuánto dura... si no, siempre podrá llamar a Gallizo (la progre de prisiones) o a María Emilia Casas, muy dócil ante De la Vogue. Por cierto, interesante artículo ayer en El Mundo de Enrique López y Adolfo Suárez Illana, además de la siempre certera columna de Comentarios Liberales de FJL, que además de criticar las medidas antiliberales de Gallardón (también criticadas por UPyD) dedica espacio a Níñez Feijóo por continuar la senda del nacionalismo con la deplorable inmersión lingüística o esa condena del franquismo que este paso incluirá a su antencesor y presidente de la Xunta durante lustros, amén de presidente fundador. Eso pasa por querer hacerse perdonar ante una izquierda embustera, trilera y chabacana a la que cada vez algunos se lo ponen más fácil. Una auténtica vergüenza.

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  6. Muy buen artículo!!!

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  7. "Mario García dijo...
    El autor ha eliminado esta entrada.
    10 de octubre de 2008 19:51"

    ¿Qué decía para ser tan "censurable"? Si no es indiscreción...

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  8. Lo peor que se puede hacer para paliar las crisis es volver a las recetas del keneysianismo. Como dijo Reagan, la visión gubernamental de la economía puede resumirse en unas cortas frases: si se mueve, póngasele un impuesto. Si se sigue moviendo, regúlese, y si no se mueve más, otórguesele un subsidio. Y es que cada regulación es una restricción de la libertad; cada regulación tiene un coste. Pero, claro, no es nuevo, pues querer curar la enfermedad de la crisis con el socialismo es como intentar curar la leucemia con sanguijuelas. Así va todo.

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  9. Anónimo, dije que la opinión del autor del blog era una gilipollez. Lo eliminé porque luego añadí el segundo comentario, y quedaría redundante.

    El último anónimo se equivoca. Para que exista libertad es necesaria una regulación. Ello se debe a que los derechos nacen exlusivamente de la ley. Sin una regulación que los defienda, no existe libertad, puesto que ésta requiere respaldo coactivo para existir.

    Dicho esto, la regulación, por sí misma, no daña la libertad. Para saber si se daña o no la libertad debe observarse la regulación concreta. Las personas reaccionamos a incentivos: si no cometemos delitos no es porque casi todos seamos buenos, sino porque la perspectiva de ser cazados por la Autoridad es poco deseable. Así, una regulación desincentiva el delito. Lo mismo sucede con los impuestos: un impuesto desincentiva una conducta nociva para la economía, de la misma manera que una beca o una subvención puede incentivarla. El problema no es la existencia de las regulaciones económicas, sino que éstas sean efectivas en la práctica.

    Así pues, negar una buena solución simplemente porque no encaje en unos esquemas ideológicos es dar la espalda a la realidad.

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  10. Mario:

    Gilipollez –que manía tenéis los siracusos de insultar– es considerar a estas alturas al Keynesanismo como válido, hasta mi profesor de macroeconomía, Julio López –actual responsable de economía del PSOE de Castilla y León–, consideraba que el modelo de Keynes fallaba a partir de 1979 –crisis del petróleo–. En realidad fue en ese momento cuando se vio que el keynesianismo estuvo siempre errado.

    La reforma constitucional es una metáfora –aunque si en el momento de reformala se puede meter mejor– sobre que habría que evitar siempre el endeudamiento público porque solo trae ruina. No estimula la economía.

    No hay que subir los impuestos, se recortan los gastos, que hay mucho gasto superfluo donde meter la tijera. Hay que ser pepino para no verlo.

    PD: el procediendo de reforma constitucional del art. 168 está para poderse usar, no es tabú.

    Anónimo 1.53:

    Para mí, Maura fue unos de los políticos mas importantes que ha habido en España. No sus tesis hubiesen triunfado nos habríamos ahorrado muchas penurias y ahora seríamos el referente de la libertad en el mundo, casi seguro. Para mí si nunca hubiese existido el “Maura NO” le situaría por encima en importancia a Canovas.

    Anónimo 1.54:
    Gracias.

    Anónimo 2.37:
    Creía que solo los “progres” que nunca han estudiado economía seguían creyendo en el Keynesianismo pero veo que aún es peor. Cuanto bobo intentando darnos lecciones, uno de ellos es Pepino Blanco y otro Mario García.

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  11. No se trata de que encaje o no es un esquema ideológico; sino que resulta contraproducente y es sumamente danñino, nocivo y perjudicial para el ciudadano.

    Lo que no se puede es mezclar las cosas, hacer uso de sofismas o intentar tergiversar con comparaciones desafortunadas.

    Una cosa es hablar en la materia jurídica, donde más que de regulaciones, cabe hablar de leyes, y es obvio que las leyes son necesarias para evitar los delitos, pero más que para prevenirlos, para condenar a aquellos que los cometen, cosa que de poco sirve en un país donde los terroristas a veces son interlocutores políticos y los corruptos estafadores como Rodríguez Menéndez consiguen el salvoconducto a la primera de cambio debido a una Justicia, que amén de politizada, se ha mostrado tremendamente ineficaz, y que cuenta también con una legislación muy deficiente como se vio en el caso Mari-Luz, lo que ha reabierto, para desgracia de los amigos de la corrección política, debates muy interesantes como han apuntado juristas como Enrique López.

    Nadie está haciendo una apología de una utópica anarquía sin leyes, porque sin una legalidad fundamentada en un Estado de Derecho no puede haber libertad, libertad entendida como el valor supremo del individuo inherente a su dignidad y que acaba en el momento en que comienza la del otro, la del prójimo, y cuyo límite no se puede traspasar, para lo que debe encontrarse la ley, cuando se comete un crimen, un delito, un robo, sea contra la propiedad privada, contra la libertad de expresión, o contra la integridad física o psíquica/moral del individuo. Cuando uno se posiciona en contra del intervencionismo totalitario, y por ende, de las regulaciones, se refiere al plano económico; no a un marco legislativo que suponga seguridad, pero sobre todo, que defienda la libertad de los ciudadanos. También se puede estar en contra de leyes, como la LOE; que invaden la libertad del ciudadano con asignaturas de marcado componente ideológico que se pretende inculcar desde la más tierna infancia yendo contra la educación y los valores morales que la propia Carta Magna garantiza a todo ciudadano, a toda familia. Porque si bien hay que conseguir el respeto al imperio de la ley, tampoco se puede ser un amante trasnochado del positivismo jurídico donde toda la ley se convierta en dogma, cuando muchas veces éstas no son más que la concatenación de unas consecuencias que serán modificados por la aritmética parlamentaria cuando les sea posible. También hay "regulaciones" en autonomías dominadas por el nazionalismo donde se "regula" que los comercios rotulen obligatoriamente en la lengua privativa, e incluso conozco el caso de multas por tener los rótulos en ambos idiomas, pero ser el escrito en catalán de menor tamaño que el escrito en catalán. Para mí, eso son "restricciones de libertad", no por tratarse en este caso de regulaciones de tipo económico, pero no deja de ser parte de ese intervencionismo de corte totalitario que arremeten contra la libertad ciudadana y contra los derechos fundamentales. Del mismo modo, que conozco casos en que a unos padres les ha sido imposible escolarizar a su hijo en un centro público de una autonomía nacionalista que tuviera la enseñanza en castellano. Incluso se dictan ordenanzas por la que se reprenda a aquellos que utilizan la lengua oficial del Estado, aun cuando sea su lengua materna, en los recreos, o se obliga al profesorado a que los exámenes sean en la lengua privativa de la autonomía. Usted puede ser amante del positivismo jurídico a lo Peces-Barba, o hacer de prestidigitador cínico como el Sr. Zapatero y decir que, claro, "es la ley", y hay que cumplirla, aunque esas "regulaciones" supongan restricciones de libertad evidentes que atacan directamente a los ciudadanos. Esto poco tiene que ver con el intervencionismo económico, pero lo saco a colación ya que usted ha recurrido a hablar del ámbito jurídico para intentar justificar el intervencionismo en materia económica que sólo perjudica a los ciudadanos y contribuyentes asfixiados por las decisiones de un gobierno de salvar a sus empresas amigas, a la banca y con el dinero de todos incentivando así a los irresponsables. De hecho, ayer salía la noticia de un banco que acaba de ser nacionalizado, y por ende, salvado de la quiebra a la que habían llegado por sus desmanes, y les faltó tiempo para estar en Mónaco celebrando con una suculenta cena millonaria ese "rescate", gasto y despilfarro que sufragan con el dinero ganado con el sudor de la frente de muchos ciudadanos que el gobierno les arrebata siguiendo la máxima de la iletrada Carmen Calvo, de que "el dinero público no es de nadie", y por tanto, bajo premisas falsas hacer gala de un intervencionismo severamente nocivo para todos los ciudadanos.

    Por eso, no es comparable y me parece un intento bastante torticero querer presentar las restricciones de libertad producto del intervencionismo intimidatorio de un gobierno incompetente como una necesidad imperiosa de regulación amparándose en que las leyes han de existir para que esto no sea una ciudad sin ley, o una anarquía. El intervencionismo en economía siempre es malo, sirve para crear monopolio u oligopolio, y si acaso ha de ser la ley, la Justicia (si ésta funcionara como debe) la que poner coto a los desmanes, corruptelas, estafas, competencia desleal, mala praxis de quien fuera; pero no el gobierno de turno el que haciendo uso del dinero de todos se dedique a rescatar a entidades en quiebra por su irresponsabilidad que en su momento se recreaban en las ganancias y ahora serán incentivadas a seguir haciendo lo mismo por gobiernos más insensatos todavía que les salvan la cara con el dinero de los demás. Por eso, los impuestos son tan negativos, responden al afán recaudatorio, que si bien a veces resulta inevitable, en muchos casos es la peor manera de ayudar al contribuyente, que ve como se le da por tonto y tiene que ser el Estado el que decida por él, cuál es lo mejor, y por tanto, le coaccione o cercene su libertad. ¡Ojalá hiciera algunos como Palin en Alaska que devolvió a los ciudadanos todo aquel dinero restante de las arcas a las que había ido destinado después de habérselo recuadado! ¡Ojalá hubiera cheque escolar para que cada ciudadano pudiera elegir el centro que deseara para sus hijos, y no que fuera destinado a un gobierno que lo utiliza a su antojo sin que eso se traduzca en beneficio alguno para la escuela pública que pasa a ser el lugar más próximo a una celda circense que a un lugar de estudio! Los impuestos atacan directamente al ciudadano, bien quitándoselo de su nómina, bien de forma indirecta en los productos y bienes de consumo, lo vimos con el famoso canon digital y todo para ayudar a los titiriteros, a la sazón coordinadores de la campaña pro-Zapatero, cuando son los ciudadanos los perjudicados por esas subidas de impuestos que podrán venir bien a los lobbies gubernamentales, al nepotismo, a los amigos del que estén en el poder, pero no son canalizados para nada bueno, porque el Estado no es quién para dictaminar o decidir lo que con su propio dinero podría hacer el ciudadano, y en caso de cometer delito, serían los tribunales quienes deberían tomar medidas, pero no un Gran Hermano orwelliano el que todo lo decidiera asfixiando al ciudadano. Por lo que es una boutade afirmar que el impuesto desincentiva una conducta nociva para la economía; eso no tiene sentido; siempre se ha hablado del impuesto como mal menor para servir al ciudadano, haciendo gala del asistencialismo que contribuye a la creación de parásitos, en vez de poner en práctica aquellos que dijo Gandhi, poco amigo del capitalismo por otra parte, pero que debiera aplicarse: "No le des pescado, enséñale a pescar"; pero aquí se quiere que sea el Gobierno el que todo lo decida igual que en Cuba dan una cazuela por familia. Sin ir a límites hiperbólicos o exagerados, el impuesto como desincentivador de conductas nocivas no tiene ni pies ni cabeza, sí es incentivador de que alguien pueda crear una empresa, y por tanto generar, empleo debido a los impuestos de sociedad, es desincentivador de la creación de empleo, y lo que incentiva es el parasitismo, y al contribuyenete que se ve privado de su dinero por la decisión suprema de un Gran Hermano que pocas veces ha demostrado ser buen administrador de lo que son dienros ajenos, aunque no quiera verlo así. Ocurre lo mismo que con el subsidio que genera desempleo, o con las subvenciones, que sin denigrar por completo su posibilidad de incentivo, muchas veces no sirve más que para que una institución del color que sea, dedique dinero que no es suyo a fines que no tiene por qué mejorar la economía, y simplemente para inflar a la sociedad, asociación, organización o persona de turno, y muchas veces no es más que devolver el favor prestado. Ahora hay corporaciones que han limitado las subvenciones a quienes crean empresas que generan empleo y por tanto reducen paro, antes también se concendían a quien ponía una casa rural de su pueblo, por abrirla al público sin dar empleo a nadie, y eso sólo servía para que uno se reformase la casa con dinero ajeno, la cerrase al año siguiente y hubiese sido el gobierno con el dinero de otros el que le hiciera la papeleta, así que las regulaciones, que nada tiene que ver con la fortaleza de un Estado de Derecho o con el Imperio de la ley, ante la que todos los ciudadanos deben ser iguales, resulta perjudicial casi siempre, producto del intervencionismo de un gobierno-gran-hermano, muchas veces incompetentes, y otras deudor de ciertas entidades o entes a las que pretende salvar con el dinero de los verdaderos trabajadores, o con despilfarro, y gasto público, sin austeridad, creando más burocracia e incentivando que irse a la quiebra sale gratis porque siempre estará papá Estado para con el dinero de los demás salvar el culo de irresponsables que quisieron lucrarse y que lo podrán seguir haciendo creyendo vivir en un capitalismo salvaje contra el que echaron pestes, cuando no es más que una versión adulterada en este "Estado de Bienestar" que no es sino bienestar de (papá) Estado cuyo modelo ya se ha visto derrumbar en lugares antes idílicos de los que supuestamente se exportaba como los países escandinavos y que de hecho se han visto obligados a cambior para que sea una sociedad de bienestar, o sea de los ciudadanos, y que permita que sea sostenible, porque a este paso y gracias a la diligencia del Estado, muchos ni podrán cobrar sus merecidas jubilaciones. Por tanto, no se confunda, que no se trata de negar buenas soluciones porque no sea ideológicamente opuestas a lo que se defiende, se critican precisamente porque son malas, sea el intervencionismo de Zapatero, o el de Plan Paulson en EEUU, critico tanto las nacionalizaciones de Chávez como que Merke, después de criticar a Irlanda, haga lo mismo y se dedique a los irresponsables rescates. Por tanto, no se trata de fanatismo político ni partidismo ideológico, sino de criticar las supueatas soluciones que sí responden más a una justificación del modelo socialista o socialdemócrata y antiliberal que a ayudar al ciudadano, que no es sino es máximo perjudicado de esas restricciones de libertad, esas pésimas regulaciones, ese intervencionismo tan dañino.

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  12. Totalmente de acuerdo contigo, Jorge. Y Gracias.

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  13. Me parece que para arreglar la "cosa", la única solución es que se reforme en espíritu de Luis Candelas que anida en el fondo de cada español.

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  14. Para mí, la auténtica reforma constitucional, la única verdaderamente necesaria, ineludible y urgente, es aquella destinada a terminar con el estado de las autonomías.

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  15. Totalmente de acuerdo.

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Puedes opinar lo que quieras, siempre que lo hagas con respeto, pero recuerda que uno es reo de sus palabras y dueño de sus silencios, así que tú mismo. Ah, y yo solo me hago responsable de lo mío, que ya es bastante.