viernes, 17 de agosto de 2012

Que se cumpla la ley

Y en el caso del secuestrador de Ortega Lara, este cumplimiento obliga a no concederle la gracia de la libertad condicional por motivos humanitarios. Lo argumenta bastante bien en su blog José María de Pablo.

Desde la izquierda abertzale se viene exigiendo estos días la excarcelación del etarra Jesús María Uribetxeberría Bolinaga, que cumple condena –entre otros delitos- por el secuestro de Ortega Lara, y que padece cáncer. El propio terrorista ha iniciado una huelga de hambre a la que se han sumado varias decenas de presos de ETA.

Quiero dejar claro que me considero un defensor convencido de los derechos de los presos y de la reinserción. Los delincuentes siguen siendo personas y, por graves que sean sus delitos, se deben respetar sus derechos fundamentales. Es ahí donde radica la superioridad moral del Estado de Derecho, en que se garanticen los derechos del reo antes, durante, y después del juicio, también incluso durante la condena.

En ese marco garantista se encuadra la concesión de la libertad condicional por motivos humanitarios para los enfermos terminales. Pero esa libertad condicional ni es automática ni es gratuita (de hecho, la jurisprudencia establece que no es estrictamente un derecho, sino una gracia que se concede al reo): para alcanzarla se deben cumplir una serie de requisitos tasados por ley (entre otras cosas por pura justicia, pues hay otros derechos en juego, como el resarcimiento de las víctimas del delito, que deben protegerse).

Así las cosas, la pregunta que trato de responder en este post es: ¿permite la ley el excarcelamiento del etarra Jesús María Uribetxeberría?

Aquí para terminar de leerlo.

1 comentario:

  1. Con este gobierno cuasi proterrorista no es necesario ni siquiera especular,dije el lunes que antes del fin de semana le concederian la libertad y hace un rato se la han concedido.
    ¡Bastardos peperos!¡ratas de cloaca del regimen del psoe!¡putrido y malholiente regimen!.
    Hasta otra.

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Puedes opinar lo que quieras, siempre que lo hagas con respeto, pero recuerda que uno es reo de sus palabras y dueño de sus silencios, así que tú mismo. Ah, y yo solo me hago responsable de lo mío, que ya es bastante.