#SIalmuseodelapolicia
Había una vez un alcalde en Palencia cuyo único afán era mantenerse en la alcaldía hasta el fin de sus días. Para ello era capaz de abrazar a cualquiera que pasase a su lado, de prometer inmensas obras que jamás se ejecutarían o de realizar chanchullos con los terrenos municipales. Lo que fuese menester con tal de seguir siendo alcalde. Pero mira tú por donde un buen día, sin que nadie se lo esperase, un mozalbete le arrebató su querida alcaldía. Pero no os vayáis a creer que se la ganó por los pelos, no. Le dio un revolcón bueno, bueno. Lógicamente este cambio fue fruto de la manipulación del electorado a través de unos emails cuyo autor será puntualmente denunciado ¿a qué sí, Heliodoro?
De entre todos los pufos que heredó el nuevo alcalde, Alfonso Polanco: el soterramiento del tren fantasma, el agujero negro del palacio de congresos, el hospital de terrenos inexpropiables, etc. destaca la cascara de huevo de la antigua cárcel. Un gran edificio, muy bonito –o eso dicen, a mí el lateral que da a la fábrica de armas me parece una ñapa a lo Pepe Gotera y Otilio–, que la amiga de Heliodoro Gallego, María Antonia Trujillo, dejó sin rematar y al que la única utilidad que se le podía dar era el llenarlo de promesas… incumplidas, como son todas las promesas de los socialistas.
Pero aprovechando que el director general de la policía pasaba por Palencia, este decidió echarles una mano a los chiguitos del ayuntamiento. Les ofreció instalar el museo de la policía en esa gran cascara de huevo. Daba utilidad a una parte del gran edificio, les arreglaba los exteriores que aún estaban sin rematar y asumía parte de los gastos ordinarios, incluyendo personal. Con esa ayuda el ayuntamiento ya sí podía asumir el coste de hacer del resto del edificio, de la mayor parte del mismo, un centro cultural para esa zona de Palencia.
¡¡¡Cómo!!! ¡Qué Polanco ha encontrado una solución para un pufo que yo dejé! Eso hay que pararlo –dijo Heliodoro Gallego, ahora que en su imaginario se veía regresando a la alcaldía–. Esto hay que pararlo como sea. Que traigan al chaval ese de la guitarra.
Y a este despropósito se sumó el buen amigo Ganjas. Oye, como ya ha conseguido vivir de esto sin la necesidad de volver a trabajar tiene más tiempo para ir a estos aquelarres. Amén, que estas propuestas encajan en el estilo oposición facebook que nos tiene acostumbrados.
En resumen, que nos traigan el museo de la policía a Palencia es bueno por sí mismo pero si además nos sirve para sacar adelante otro proyecto que de otra manera sería imposible, miel sobre orejuelas. Y si los socialistas y comunistas se oponen es la prueba irrefutable que la idea es buena.
Coda: quiero dedicar esta entrada a Carmen Fernández Caballero que es la concejala que está sacando este proyecto adelante y por eso está recibiendo los palos. Aprovecho para recomendarla que haga más visitas al lugar, que grabe una en vídeo y la ponga a disposición de todo el mundo, porque cuando vas con la verdad, la mejor defensa es la transparencia.