miércoles, 27 de noviembre de 2013

Origen. Tercera parte: La chiguita que llegó con una cerilla y un bidón de gasolina.

Alfonso Polanco conoció a una chiguita, llamada Raquel Gordo. En ella vio cualidades ignotas para los demás. La puso como número 15 en su lista en las municipales, justo detrás de Vanesa Guzón, y la nombró responsable de protocolo del Ayuntamiento de Palencia cuando alcanzó la alcaldía. Pero la chiguita no cuajó. Desde el primer momento tuvo problemas con los funcionarios municipales y con los concejales. Se convirtió en un foco de conflictos y en un problema a resolver.

Y a un Salomón que andaba por ahí se le ocurrió la solución. Raquel iría a la diputación, que para evitar problemas la metieron en un despacho sin funciones pero con sueldo, durante una temporadita, para después mandarla a su casa. A cambio, el ayuntamiento se llevaba de la diputación a José Antonio Maté. Y todos contentos. Gordo porque estaría a nómina el tiempo suficiente para cobrar paro. Maté porque se iba al ayuntamiento donde pintaría algo. Alfonso Polanco porque se quitaba –de momento– un muerto y se ganaba un ayudante –que enseguida se convertiría en imprescindible–. Y José María Hernández se libraba de una herencia de Enrique Martín que no sabía qué hacer con ella, porque para Hernández solo valen los funcionarios de la junta. El día que, el actual presidente de la diputación, conozca a un funcionario de verdad, de carrera, de los que se han sacado las oposiciones como la ley manda, se le hará el culo pesicola.

José Antonio Maté era presidente de nuevas generaciones de Palencia cuando yo me afilié a las mismas. Fue concejal de juventud con Marcelo de Manuel –concejalía mangoneada por los rojos del consejo de juventud de la época–, corporación donde también estaba Isidoro Fernández Navas. Después se fue de gerente del PP en la sede de León, cargo que tuvo que dejar por la acusación de haber filtrado las respuestas de una oposición de auxiliar administrativo en la diputación leonesa. Esto coincidió en el tiempo con el arrebato que sufrió Enrique Martín al verse traicionado por quienes se suponía que le iban a ayudarle a presidir el PP palentino. Arrebato que provocó que echase a todo su staff en la diputación, contratando posteriormente a Maté para sustituirlos.

Actualmente, José Antonio Maté es la persona de mayor confianza del alcalde, habiendo relegado al borde del ostracismo a Fran Gutiérrez, uno de los principales responsables de la campaña que llevó a Polanco a ganar las elecciones municipales. Como anécdota, contaros que todos los comentarios, fotos, etc. de Alfonso Polanco en facebook, los sube en realidad José Antonio Maté.

Pregunta: Fijaros en la primera foto, ¿quién es el principal en la misma?

lunes, 25 de noviembre de 2013

Santi deja el PP

Por su interés, reproduzco en su totalidad la carta de abandono de la militancia del PP, por parte del héroe vasco, Santiago Abascal Conde.

Don Mariano Rajoy Brey
Presidente del Partido Popular
c/ Génova, 13
Madrid

Estimado Presidente,

A través de la presente te comunico la dolorosa determinación de poner fin a mi militancia de casi dos décadas en el Partido Popular. Te traslado, en consecuencia, la que es, sin duda, una de las decisiones más duras de mi vida.

Me voy con tristeza del partido al que me afilié con 18 años, del partido de mi padre, del partido en el que aún permanece mi padre. Por eso, a pesar de mi marcha, que se produce con todas las consecuencias, siempre me sentiré vinculado emocionalmente a las gentes del Partido Popular. Y por ello, aunque profundamente decepcionado, archivo con cariño y respeto el carné que he llevado en el corazón desde el 31 de diciembre de 1994.

Hubo un tiempo en que el Partido Popular fue una herramienta extraordinaria en favor de la sociedad española. Siempre lo sentí así. Especialmente en los peores momentos; en los que nuestros compañeros caían asesinados, en los que los guardaespaldas eran parte de nuestra vida cotidiana, en los que entregamos nuestra juventud, nuestra libertad y en algunos casos incluso la vida al servicio de la unidad de España y de las libertades de todos los españoles.

Gregorio Ordóñez fue nuestro héroe y nuestro mártir, Jaime Mayor Oreja nuestro padre político, Carlos Iturgaiz y María San Gil nuestros mejores compañeros, y José María Aznar quien tuvo la valentía para liderar la difícil tarea de gobierno que necesitábamos - y demandábamos - los vascos del Partido Popular. Pero eso, por desgracia, es ya historia. Historia pasada.

Hoy, el arrinconamiento de algunas de estas figuras, y el olvido de otras, pero sobre todo el abandono de sus ideas y políticas, de nuestros principios y valores, me han llevado a tomar esta decisión como en su día ya la tomó José Antonio Ortega Lara. Hoy, fuera del Partido Popular, me siento más cerca de él y me siento mejor. Estoy seguro, Presidente, de que esta decisión en la que muchos me han precedido, no te quepa duda, la tomarán muchos otros en el futuro próximo, motivados a partes iguales por tus decisiones e indecisiones como líder del partido.

No rompo un carné, no reniego de mi pasado, no pienso que todo el esfuerzo fue baldío. Eso sí, me voy con tristeza, abrazándome a tantos y tantos compañeros, a tantos y tantos españoles con los que he compartido colores y con los que aun comparto valores.

Me voy, Presidente, con un sentimiento de desgarro interior. Son muchas, miles, las personas que aún permanecen en el Partido Popular con las que todavía me siento identificado; personas que representan una de las dos almas del Partido Popular, la de miles de afiliados, la de millones de votantes, la del PP de Madrid, la de José María Aznar, Esperanza Aguirre, Alejo Vidal Quadras, Jaime Mayor Oreja, o Santiago Abascal Escuza, mi propio padre.

Pero me voy porque, a diferencia de ellos, he llegado a la conclusión definitiva de que no hay ninguna posibilidad de cambiar las cosas desde dentro, y de que el Partido Popular, su estructura, sus abnegados militantes, y su generosa y patriota base social, a la que no os merecéis, están secuestrados por la inamovible cúpula dirigente a la que representas, cúpula que ha traicionado nuestros valores y nuestras ideas.

Una decisión así no se toma en dos días. Acumulo meses de penosas reflexiones, e incluso años, desde el Congreso de Valencia de 2008. Hoy, 24 de noviembre de 2013, traspasado el ecuador de la legislatura, ya no me reconozco en las políticas de Gobierno del PP, del Gobierno que lideras; y no me reconozco, precisamente, porque yo sí sigo creyendo en los mismos principios que inspiraron nuestros mejores días y los mejores días de la España contemporánea.

No ha sido el ímpetu, ni la reacción ante concretas traiciones, y mucho menos el maltrato personal, las que me han precipitado fuera de mi partido. Se trata de una decisión largamente meditada que obedece a estrictas razones morales y políticas.

La actitud de la cúpula del partido ante la suelta de terroristas ha sido la gota que ha colmado el vaso. La excarcelación de terribles criminales ha marcado, sin duda, un antes y un después en mis sentimientos y mi percepción de la dirección que representas, pero mentiría si adujera a esta única razón para explicar este distanciamiento que ha terminado en ruptura. Llueve, Presidente. Llueve sobre mojado. La continuación de la política sobre terrorismo heredada del gobierno anterior, el trato indigno dado a las víctimas del terrorismo y a sus manifestaciones, la actitud pasmada y pasmosa ante el desafío de los dirigentes separatistas, la torpe decisión de sumarse al desconcierto que trajo la ola de reformas estatutarias, la negativa radical a abordar una reforma profunda del modelo autonómico, el abandono de la defensa de la lengua común en la educación y en la administración en algunas regiones, la insólita y suicida posición política del partido en Cataluña y País Vasco, la consolidación por inacción de toda la legislación ideológica de Zapatero, el aumento de la presión fiscal en contra de nuestros principios sobre política económica, la pasividad ante la legislación que ataca la vida del no nacido, la actitud acrítica y la falta de medidas ante la corrupción que ha afectado al Partido Popular, la negativa a democratizar internamente nuestro partido o el pisoteo de nuestros propios estatutos internos. Todo constituye un incumplimiento flagrante de nuestro programa electoral, del contrato que firmamos con los ciudadanos que nos dieron la mayoría absoluta y, en definitiva, de la misión política histórica que correspondía al Partido Popular.

He intentado tan honesta como ilusamente, junto con otros, detener desde dentro esta deriva. No ha sido posible. No habéis querido. Me voy con la conciencia tranquila tras haber topado con el muro infranqueable de la realidad interna de un partido que habéis acartonado; los congresos siempre bien amañados, las ponencias políticas convertidas en papel mojado y la implacable maquinaria del partido convirtiéndonos en “disidentes” cuando los verdaderos disidentes del PP sois vosotros. Hasta aquí hemos llegado, Presidente.

A partir de esta fecha dejo de ser “uno menos” dentro del Partido Popular y paso a ser un español más, que buscará el modo más adecuado y eficaz para hacer oír su voz en favor de España. Y lo haré con las esperanzas intactas, con la ilusión inquebrantable, y con la confianza plena en la capacidad de reacción que históricamente ha demostrado nuestro pueblo.

Al final, la voz de la mayoría de los españoles se oirá entre las tinieblas a las que el sectarismo de Rodríguez Zapatero y tu fatalismo, Presidente, nos han condenado; sectarismo y fatalismo que hoy nos impiden divisar el futuro prometedor que la España del presente merece, y que la España por venir, tendrá.

Adiós y buena suerte.

En Amurrio, Álava, a 24 de noviembre de 2013.
Santiago Abascal Conde

Ex – afiliado nº 1999 del Partido Popular
Ex – presidente de Nuevas Generaciones del País Vasco
Ex – miembro de la Junta Directiva Nacional del PP
Ex – miembro de los comités ejecutivos del PP de Ayala, Álava y del País Vasco
Ex – concejal del Ayuntamiento de Llodio
Ex – procurador de las Juntas Generales de Álava
Ex – diputado del Parlamento Vasco

En ocasiones hay que cambiar para que nada cambie porque, si no cambias, ya nada será igual.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Dos años de frustración y la renovación del CGPJ como muestra

Si Mariano Rajoy hubiera ganado las generales de 2011 con apenas 162 diputados, y por tanto se hubiera visto obligado a gobernar con el apoyo filibustero de tirios y troyanos, mayormente los atenienses de siempre, entonces a estas horas podríamos afirmar con justicia que el presidente lo ha hecho razonablemente bien, que se ha batido el cobre, que ha emprendido reformas costosas, que ha derramado un sufrimiento controlado orientado hacia la satisfacción futura de las expectativas nacionales, y que tanto esfuerzo se empieza a ver recompensado con las primeras luces del alba de una recuperación que, si bien incierta en cuanto a su intensidad y sus efectos reales sobre la población, hoy pocos se atreven a negar. Pero como resulta que el candidato obtuvo 186 diputados (casi 11 millones de votos, o el 44,62% de los emitidos) el juicio al vadear el ecuador de la legislatura necesariamente ha de ser otro, uno mucho más duro, más exigente y desgarrado, roto por las cuatro esquinas de la oportunidad perdida, la esperanza frustrada: la que depositó en su Gobierno una gran cantidad de españoles que lo eligió para que, sin miramientos, pusiera a ese enfermo terminal que era la España heredada de Zapatero sobre la mesa de operaciones y abriera en canal, presto a extirpar de raíz el mal de un sistema que llegó a sus manos exangüe, muerto por consunción.

Termine de leer el artículo “Dos años de Gobierno Rajoy: de la esperanza a la resignación” de Jesús Cacho, colgado en Vozpópuli.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Homenaje a la bandera

Ayer estuve homenajeando a la bandera. La bandera que oficializaron las Cortes de Cádiz. La que hemos tenido siempre en España, salvo en aquel experimento que terminó en guerra civil. La bandera de la Nación Española, una nación de verdad, la más antigua de Europa. La bandera que representa a mi patria, España. Que los liberales españoles siempre hemos unido en el binomio indisoluble de “ESPAÑA Y LIBERTAD”. Patria que alberga al único pueblo de verdad que tenemos en España, el Pueblo Español. Pueblo que, como único órgano soberano de la Nación, para organizarse, se dota de una ley suprema, la constitución. Constitución que, si alguna vez, no amparase la soberanía nacional de pueblo español y la unidad de la patria, sería ilegítima, ilegal e inmoral.

La Patria, que la hemos recibido de nuestros antepasados, muchos de los cuales dieron su vida por ella –por eso ayer también tuvieron su homenaje–, tenemos la obligación de legarla a nuestros sucesores. Ya que solo somos temporales usufructuarios de ella, no sus dueños, por eso no tenemos el derecho a romperla, pero sí la obligación de mantenerla.

Hay compatriotas míos –aunque ellos no lo sientan, lo son– que desprecian nuestra bandera. Allá ellos, porque ante esa bandera, los ejércitos y FFCCSE españoles juran defender nuestra integridad personal y patrimonial, incluyendo la suya. Ejercen unos derechos y disfrutan de unas libertades que poseen por vivir bajo esa bandera. Incluso, algunos ostentan cargos públicos porque existe esa bandera. Allá ellos.

Yo, que suelo ser bastante crítico con el Ayuntamiento, le doy las gracias por el acto de ayer. Gracias por permitirnos homenajear a la bandera. Que es lo mismo que homenajearnos a nosotros mismos, porque la bandera es España y España somos todos los españoles, que vivimos y padecemos en este trozo de tierra que los católicos reyes terminaron de conquistar para legárnosla.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!